sábado, 12 de agosto de 2017

12 de agosto: Un zorzal suelto en Villa María

agosto 12, 2017




El día de hoy de 1933 era sábado. El Teatro no era Giuseppe Verdi, sino Capitol. Y el teléfono 347, sí, tan pocos eran por entonces que con tres cifras alcanzaban; el teléfono 347 decía, no paraba de sonar, y todas las voces del otro lado recibían la misma respuesta: localidades agotadas.
En el día de hoy de aquel año, el tren que venía de Córdoba frenaba en la estación de Villa María. Se bajaban los guitarristas Barbieri, Riverol, Vivas y Pettoross. Detrás de ellos la inconfundible sonrisa de Carlos Gardel asomaba ante un grupo de vecinos conmocionados por la presencia del Zorzal criollo.
La actuación era a las 21, por lo que restaba toda una jornada para conocer la ciudad y a sus gentes, tal como gustaba de hacer Gardel. Fue acompañado por Juan Bauer, empresario titular del Cine-Teatro Capitol, por Salustiano Lucas Andrada (dueño de la disquería más grande de la región, que además vendía instrumentos musicales, y de la propaladora de Plaza Norte, hoy Centenario), y por Salomón Deiver, por entonces director del diario Tercero Abajo.
En "La Esperanza" tuvo que cantar, y en "El Ideal", que estaba en Corrientes y San Martín, Gardel entonó unas canciones para los parroquianos que lo seguían y aclamaban. Ya en la Plaza tomó la propaladora para anunciar: "Es bueno despuntar el vicio muchachos..." y regalarles un poco más de su arte.
Antes del concierto, descansó en el Palace Hotel. Con traje claro y corbata al tono salió con la puntualidad de los grandes al escenario del Capitol. "Rosa de Otoño" fue la primera pieza. La crónica de Guillermo Hammers, para el diario "El Momento" dejaría el testimonio histórico:
"Gardel se mostró en todo momento muy simpático, medido en sus palabras se limitó a adelantarse muy sereno al público y anunciar cada obra brotada de su garganta prodigiosa, las que eran una a una coronadas con los cerrados aplausos del publico, debiendo repetir varios temas como en el caso de “Mano a Mano” , “Melodía de arrabal” ,“Silencio”, “Viejo Smoking” y otros más.
La emocion subió a su punto mas alto cuando ya cerrando su actuación el cantor manifestó estar muy contento “…Por el calor que me han brindado ustedes y espero poder regresar más seguido por estos pagos. Hasta siempre mis amigos…” interpretó “Tomo y obligo” siendo la apoteosis.
Finalizando el espectáculo que: sin lugar a dudas fue de primer nivel, al salir de la sala e ir al Hotel entre apretujones y firma de autografos Gardel mandó a sus acompañantes “Desenfunden las violas muchachos…” y regaló un par de tangos a los que no pudieron ingresar, con la mano en alto con una enorme sonrisa nos dejó… y como dice su tango “se nos piantó un lagrimón”.

A las 11:35 del día 13 de agosto de 1933, Carlos Gardel se subía nuevamente al tren para dejar Villa María, con la promesa de volver. El Morocho del Abasto iba rumbo a Marcos Juárez, donde actuó esa noche.
No pudo cumplir su promesa; 2 años más tarde la muerte lo encontraría en Colombia.


Marcelo J. Silvera





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