Escribe: Marcelo J. Silvera
@marcelojsilvera
Platón (Atenas, 427 – 347 AC) dejó en sus diálogos al ideal de una república. Dista mucho de lo que entendemos en la actualidad como una sociedad democrática, es en realidad una conformación elitista, privativa y demagógica que busca la creación del hombre ideal y el sostenimiento de éste. En el dialecto cotidiano hablamos de platónico como algo imposible. Un amor platónico es aquel que puedo sentir por una estrella del cine, inalcanzable, un amor que no llegará a concretarse, sino que vive en el pensamiento o los sueños; filosóficamente eso es erróneo, ya que lo que plantea en El Banquete es el ideal del amor: no en tener un amor inalcanzable, sino en amar las formas o ideas eternas, inteligibles, y perfectas. Sin embargo, la concepción platónica del Estado está lejos de ser “desinteresado, puro y tan idealizado que es difícil o imposible que tenga consecuencias reales” (definición de la RAE); por el contrario tiene consecuencias fatales.
¿Qué es el hombre ideal? Para la concepción griega de aquellos tiempos (es importante no perder la visión tiempo-espacio para comprender a los grandes filósofos sin juzgarlos con los conocimientos actuales), era algo muy parecido a lo que observamos en estos tiempos en diferentes expresiones; así como Platón exponía la belleza como elemento fundamental, hoy escuchamos la importancia de ser “blancos, hermosos y puros”, como adjetivó a la familia presidencial la primera dama de América TV, Pamela David, en contraste a la “grasa” que habitó las salas de la Casa Rosada anteriormente. O tener sangre pura, ser blanquito, no “mapuche ni tehuelche, gracias a Dios” como los “negros de mierda”, calificados así por el concejal PRO Ricardo Parisi (Esquel-Chubut). No habrán de comer choripanes, por ejemplo.
El Estado platónico ideal se compone de tres clases rígidamente separadas y con funciones específicas. En la cima los guardianes que ordenan y gobiernan, a continuación la clase militar que vela por el mantenimiento del orden y, por último, la masa de ciudadanos productores, cuya misión se limita a abastecer de los medios necesarios para su subsistencia y las de las clases superiores.
Sobre la clase inferior Platón dice que lo importante es que produzca y obedezca, para ellos no habrá acceso a la educación igual que las clases “elegidas”. La educación tenía que ser solamente destinada a quienes merecen ser educados. Los elegidos que gobernarán la república. Para ellos habría más y mejor contenido en las aulas. Al igual que Platón, Macri cree que esa educación para las elites y el resto tiene que “caer en la escuela pública”.
También se plantea en esa idealidad del Estado la censura y el adoctrinamiento, muestras sobran en estos tiempos de ambas cosas. Y de la mentira: “Solo a los gobernantes pertenece el poder mentir, a fin de engañar al enemigo o a los ciudadanos en beneficio del Estado”.
Platón sostenía (o sostenía Sócrates a través de los escritos de Platón) que la fuerza pública debía ser utilizada para mantener el orden, “los jueces condenarán a muerte a aquellos que tengan un alma perversa e incurable por naturaleza”. Reprimir y condenar a las manifestaciones públicas, al reclamo, al que piensa diferente, a todo aquel que se oponga a la conducción…
En aquella república ideal planteada por el filósofo griego, la cultura era un lujo que solamente podía ser accesible para las clases altas. En la Argentina platónica, el desmantelamiento de Tecnópolis; la eliminación de programas nacionales de artes; los resistidos (por los artistas) cambios en INCAA; la mirada europea lejana a las raíces latinoamericanas; la rápida modificación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, las grillas sin novedades de Paka-Paka, INCAA TV, Encuentro; o la más reciente política impuesta por el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, en la que se quita la posibilidad de acceso a los museos a la mayoría del pueblo al descartar toda gratuidad, donde los colegios ya no podrán ir gratis a visitar esos ahora templos del elitismo son fieles a la doctrina -aunque se intentó minimizar en los medios oficiales esta información, el texto publicado en el Boletín Oficial es claro, se deroga la Resolución de 2009 que eximía de todo pago en los museos nacionales a menores de 12 años, jubilados y contingentes de estudiantes, y se deja abierta la posibilidad de cobrar entradas. Invito a leer el texto completo y analizarlo-.
En resumen, aquella república era: una elite que vive por sobre las posibilidades del resto; cultura para pocos; educación para pocos; represión; manipulación de la información.
Vivimos en una república platónica, sin dudas.
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